En América Latina, donde la cadena desuministro puede ser larga y fragmentada, detectar un medicamento falsificado no siempre es tan fácil como parece. Y sin embargo, las consecuencias son claras: según la OMS, 1 de cada 10 medicamentos en países de ingreso medio y bajo es falsificado o de calidad inferior.

¿Qué está en riesgo?
La salud del paciente:
Reacciones adversas, tratamientos ineficaces, pérdida de confianza en el sistema de salud.
La marca y la reputación:
Retiros de producto, litigios y daños a largo plazo.
El cumplimiento:
Sanciones, bloqueos aduaneros, y retrasos en registros sanitarios.
¿Qué se puede hacer?
Las estrategias tradicionales no alcanzan. Lo que funciona hoy es una defensa integral basada en las tres C de la protección antifalsificación: Control, Ciber-vigilancia y Cumplimiento.
Control: auditar proveedores, revisar tu cadena de suministro y usar etiquetado seguro.
Ciber-vigilancia: monitoreo constante de redes, e-commerce y marketplaces para detectar ventas sospechosas.
Cumplimiento: actuar cuando toca—con incautaciones, denuncias ante INVIMA o DIAN y litigios cuando sea necesario.
Señales de alerta que no puedes ignorar
Números de lote borrosos
Códigos que no verifican
Empaques que no coinciden con los estándares
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