La artista neoyorquina Kris Kashtanova solicitó ante la Oficina de Derechos de Autor de Estados Unidos el registro de un cómic que creó a través de inteligencia artificial, en medio de la incertidumbre latente sobre si le sería concedida o no.
En los últimos años se ha debatido si las obras creadas a través de estos programas pueden ser registradas, ya que no implican una creación que sea 100 % producto del intelecto humano y en donde, en muchas ocasiones, se utilizan obras de terceros para obtener un producto final. La posición estadounidense se ha centrado en que las obras deben ser creadas por un humano, por lo que aquellas obras que sean producidas por una máquina y no cuenten con aportes humanos en su creación no serían registrables.
En una decisión que sienta un precedente importante para la elaboración y desarrollo de obras de ahora en adelante, el 24 de septiembre se concedió el derecho de autor solicitado por Kashtanova a pesar de los problemas éticos y legales generados por la intervención de la inteligencia artificial en el arte.